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Benedicto Palacios

10:30

Y dijo al observar la carnicería:
-No debemos cortar la cabeza de los invasores.
- ¿Por qué no? Son enemigos.
- Porque es un práctica brutal. ¿Qué haremos después con sus cadáveres?
- Lo que hacen los animales.
- Si hacemos lo mismo que aquellos ¿no estaremos retornando al mundo animal?
Y recordó que las arañas inmovilizan a sus victimas, las hormigas se zampan los gusanos y los zorros se comen las gallinas. Pero a las arañas y a las hormigas les persiguen y comen los pájaros y a los zorros las alimañas.
- ¿Quién persigue a los humanos?
- Los humanos mismos, claro está.
- ¿Por qué, por necesidad?
- No, sólo por miedo.
- ¿Cómo por miedo?
- El que mata es fuerte, es poderoso. Los demás le temen.
- ¿Y no es más poderoso aquel que pudiendo acabar con la vida de otro se compadece y no le mata?
- Quizás, pero eso jamás lo haría un animal.
Se quedó de nuevo pensativo. Ciertamente hay cosas que solamente hacemos los humanos.

-¿Es que no hacemos cosas buenas?
- En efecto, somos capaces de hacer lo mejor, de salvar una vida y hasta de perderla por amor a otro.
- Y también lo peor, por egoísmo y por puro gusto animal.
“Por puro gusto animal, por puro gusto animal”, repetía.
-¿Puedo entonces decir que matar es una acción animal?
- Sin duda.
- ¿Y escribir esta frase en el dintel de mi puerta?
- ¿Cuál?
- Quien no respete la vida de sus semejantes que, antes de entrar, aúlle, ladre o muja, pues se está convirtiendo en animal.